Dos maneras en que el comercio crea riqueza
Comerciamos tan frecuentemente que ya ni siquiera pensamos en ello. Es algo mundano y, de hecho, si estás leyendo esto, probablemente desconozcas un mundo en el que no lleves una supercomputadora de bolsillo que te permita comprar básicamente lo que desees y que te lo envíen a casa en unos días.
El comercio crea riqueza. Recordemos que la riqueza es lo que la gente valora. Esto significa que tu puedes crear riqueza sin crear cosas nuevas, simplemente poniendo las cosas viejas en nuevas manos. Habrás oído el aforismo «la basura de una persona es el tesoro de otra». El comercio convierte la basura en tesoro al sacarla de unas manos y ponerla en otras.
Piénsalo de esta manera. ¿Alguna vez has conseguido una ganga de algo realmente genial en una tienda de segunda mano? Fui a una tienda de segunda mano con mi esposa la noche antes de dar un examen de macroeconomía en el semestre de otoño de 2017. Encontré una camiseta vintage de los Birmingham Barracudas de 1995. Si no sabes quiénes son los Barracudas, no eres el único. Fueron el ingreso de Birmingham en la malograda aventura de los 90 de la Canadian Football League al sur de la frontera. Duraron una temporada. Creo que pagué 2 dólares por la camiseta. Habría pagado gustosamente 5. No confeccionamos nuevas prendas, pero cuando adquirí la camiseta de los Barracudas, la riqueza de la sociedad aumentó.
Y lo más importante, alguien fue remunerado por ello. Las tiendas de segunda mano son un poco diferentes porque suelen ser organizaciones sin fines de lucro, pero la gente de la tienda de segunda mano creó valor al tener algo que yo quería, cuando yo lo quise. Los ingresos de los gerentes y empleados de la tienda proceden de su contribución a la creación de riqueza. Conseguir cosas de quienes las valoran menos para quienes las valoran más es una forma importante en la que el comercio crea riqueza.
He aquí un sencillo ejemplo que ilustra otra forma en que el comercio crea riqueza y explica por qué el corpulento Jason Momoa tiene guardaespaldas. Hay dos personas, Han y Lando. Pueden producir dos bienes: manzanas y naranjas. En un año, Han podría producir 100.000 manzanas o 50.000 naranjas. Lando podría producir 200.000 manzanas o 400.000 naranjas. La palabra importante aquí es o. No es y. Si Han decide producir más manzanas, tiene que producir menos naranjas, y viceversa. Lo mismo es valido para Lando.
Lando parece un agricultor especialmente talentoso. Puede producir más manzanas que Han. Podría producir más naranjas que Han. Tiene lo que los economistas llaman una ventaja absoluta en manzanas (puede producir más en un año) y una ventaja absoluta en naranjas (puede producir más en un año).
Aquí es donde muchos comentaristas públicos se detienen, si es que llegan tan lejos. Lando no tiene nada que ganar comerciando con Han, porque posee una ventaja absoluta tanto en manzanas como en naranjas. Si existiese toda una sociedad de Landos de alta productividad y otra sociedad de Hans de baja productividad, muchos comentaristas deducirían que los Hans son, en todo caso, una amenaza para los Landos.
Pero no lo son. Lo que estás a punto de ver debería encantarte, como me ocurre a mi casi a diario.
Veamos lo que le cuesta a Lando producir manzanas y naranjas y lo que le cuesta a Han producir manzanas y naranjas.
Aquí es donde obtenemos una idea cabal. Tenemos que calcular el costo de oportunidad, que es la oportunidad que te cuesta si decides hacer una cosa y no otra. En nuestro ejemplo, el costo de oportunidad de las manzanas son las naranjas, y el costo de oportunidad de las naranjas son las manzanas. Como tenemos cifras para las posibilidades de producción de Han y Lando, podemos ser precisos al respecto.
El costo de oportunidad es aquello a lo que renuncias para obtener algo. Para hallar el costo de oportunidad de Han por cultivar una naranja, divide el número de manzanas a las que renuncia por el número de naranjas que obtiene. Renuncia a 100.000 manzanas para obtener 50.000 naranjas, por lo que cada naranja le cuesta a Han dos manzanas. El costo de oportunidad de Han por cultivar manzanas es calculado de la misma manera. Divide las 50.000 naranjas a las que renunciaría para obtener 100.000 manzanas. Esto demuestra que el costo de oportunidad de Han para producir una manzana es la mitad de una naranja.
Podemos hacer el mismo cálculo para Lando. Renuncia a 400.000 naranjas para conseguir 200.000 manzanas, por lo que cada manzana le cuesta dos naranjas. Renuncia a 200.000 manzanas para obtener 400.000 naranjas, por lo que cada naranja le cuesta media manzana.
Ahora tenemos los costos de oportunidad de ambos, así que comparemos. El costo de oportunidad de Han por cultivar una naranja es de dos manzanas. El costo de oportunidad de Lando por cultivar una naranja es media manzana. Lando tiene el costo más bajo, lo que significa que posee una ventaja comparativa en el cultivo de naranjas. A la inversa, el costo de oportunidad de Han para cultivar una manzana es de media naranja, mientras que el costo de oportunidad de Lando para cultivar una manzana es de dos manzanas. En este caso, Han tiene el menor costo de cultivar manzanas y, por tanto, tiene una ventaja comparativa en el cultivo de manzanas.
Al aceptar el intrecambio, Han y Lando pueden obtener más manzanas y más naranjas de las que podrían obtener trabajando solos, o pueden obtener un número determinado de manzanas y naranjas con menos esfuerzo del que realizarían si no comerciaran.
Cuando conocemos los costos de oportunidad, podemos calcular los precios a los que cada uno estaría dispuesto a comerciar. Piensa en Han como el vendedor de manzanas (a cambio de naranjas) y en Lando como el comprador de manzanas (con naranjas).
Supongamos ahora que Lando desea manzanas. Pensemos en su decisión. Podría cultivarlas él mismo. En ese caso, le costaría dos naranjas por cada manzana que cultive.
Su alternativa es concentrar su tiempo, energía y atención en el cultivo de manzanas y luego intercambiar algunas de las manzanas que cultive por las naranjas que haya cultivado Han. Si consigue que Han acepte un precio inferior a dos manzanas por naranja, podrá obtener naranjas más baratas que si se limitara a producirlas él mismo.
Pero eso va a costar un poco. Después de todo, Han no desea ser estafado, ¿verdad? Pero así está la cosa: Han no será estafado mientras Lando le ofrezca el precio correcto.
¿Y cuál es el precio correcto, te preguntarás? El costo de oportunidad de Han por cada manzana es media naranja. Si Lando le ofrece algo más de media naranja por manzana, Han saldrá ganando en virtud del intercambio. Supongamos que Lando le ofreció una naranja por una manzana. Han produce una manzana a un costo de media naranja, luego intercambia esa manzana por una naranja. En neto, él está mejor con la mitad de una naranja.
¿Pero por qué Lando estaría dispuesto a hacer esta oferta? Recuerda cuánto le cuesta cultivar sus propias manzanas. Cada manzana le costaría dos naranjas. Si, en cambio, produce una naranja y se la cambia a Han por una manzana, se habrá ahorrado una manzana al especializarse en naranjas e intercambiarlas por manzanas, en lugar de cultivar manzanas él mismo.
Han, el productor de manzanas, tiene más manzanas y naranjas que mostrar por su esfuerzo debido a que puede comerciar con Lando. Lando, el comprador de manzanas, posee más manzanas y naranjas que mostrar por su esfuerzo porque puede comerciar con Han.
No hay truco alguno, ningún acto de prestidigitación, ninguna nueva tecnología misteriosa para el cultivo de manzanas ni ningún cambio genético. Simplemente reunimos a dos personas que ahora pueden comerciar, y son capaces de lograr más juntos de lo que obtendrían separados.
¿En qué precio se pondrán de acuerdo? Cualquier «precio naranja» de las manzanas entre 0,5 y 2 será ventajoso para ambos. En un mercado competitivo con muchos compradores y muchos vendedores, la competencia determinará qué precios aparecen.
Esto ilustra cuatro puntos importantes:
- 1 – Los vendedores compiten con otros vendedores por el privilegio de cooperar con los compradores: Han compite con todos los otros vendedores por el negocio de Lando. Lando tiene un poderoso derecho: el derecho a decir que no, lo que significa que Han tiene que moverse rápido si quiere que Lando le compre sus manzanas.
- 2 – Los compradores compiten con otros compradores por el privilegio de cooperar con los vendedores. Lando compite con todos los demás compradores por lo productos de Han. En un mercado libre, Han tiene el mismo poderoso derecho que Lando: el derecho a decir que no, lo que significa que Lando tiene que apurarse si desea las manzanas de Han.
- 3 – Consigues el apoyo de extraños trabajando en su favor. En otras palabras, los convences para que velen por tus intereses velando por los suyos.
- 4 – La única lección de los negocios: La gente crea valor trasladando recursos desde los usos de menor valor a los usos de mayor valor. En este caso, Han crea valor dedicando más tiempo a la producción de manzanas y Lando crea valor dedicando más tiempo a la producción de naranjas.
Eventualmente, el mercado de las manzanas alcanza el equilibrio y se mantiene en él, hasta que aparece un innovador y altera el carrito de las manzanas.
Traducido por Gabriel Gasave
El autor es Investigador Asociado en el Independent Institute y Profesor Asociado de Economía en la Samford University.
- 28 de diciembre, 2009
- 29 de febrero, 2016
- 16 de junio, 2012
- 1 de octubre, 2012
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