El poco diplomático ¡Basta! de Ecuador
El 5 de abril, el gobierno ecuatoriano tomó una polémica medida al allanar la embajada de México en Quito con el fin de arrestar al exvicepresidente Jorge Glas. Esto ocurrió apenas unas horas después de que México le otorgara asilo político. Glas, quien había sido condenado dos veces por cargos de soborno y corrupción, cumpliendo una sentencia de cinco años, ahora enfrenta nuevas investigaciones por presunta mala gestión de fondos destinados a la reconstrucción tras un terremoto.
En diciembre, buscó refugio en la embajada mexicana en Quito. Consciente de la tendencia de López Obrador, el presidente mexicano, quien, como otros líderes populistas latinoamericanos, ha adoptado la práctica de proteger a sus aliados ideológicos incluso cuando delinquen en otros países, confiaba en que le echaría una mano.
El Sr. Glas ocupó los cargos de ministro y vicepresidente durante el mandato de Rafael Correa, el autócrata que llegó al poder a través de las urnas en 2007 y subvirtió la democracia desde dentro, diseñando una nueva constitución que le otorgó la posibilidad de reelección y poderes casi dictatoriales, los cuales empleó para perseguir a sus opositores políticos, influir en el sistema judicial, controlar los medios de comunicación y dirigir un sistema corrupto. Una década después, Correa eligió a dedo a Lenin Moreno como su sucesor y se aseguró de que Glas también formara parte de la fórmula presidencial. Una vez en el gobierno, Moreno se volvió contra Correa y su legado, sentando las bases para un retorno a la democracia plena y una revisión judicial de las acciones del gobierno anterior.
Glas fue removido de su cargo apenas unos meses después del inicio del nuevo gobierno, y los tribunales continuaron con su labor sin aparente interferencia política. Uno de los resultados fue la condena del Sr. Glas por aceptar sobornos de Odebrecht, el coloso brasileño de la construcción cuyas vastas prácticas corruptas generaron una serie de escándalos políticos y casos judiciales en toda América Latina.
Glas fue condenado también por cargos de corrupción relacionados con compras estatales en otro caso judicial. En 2022, cuando aún no había cumplido su condena, fue puesto en libertad condicional por un juez carente de jurisdicción sobre esa causa, quien a su vez luego enfrentó cargos y fue condenado a prisión por diversas irregularidades. Entre ellas, se lo acusó de liberar a varios narcotraficantes que se encontraban detenidos.
El Sr. Glas comprendió que volvía a estar en problemas cuando surgieron nuevas pruebas de sus acciones delictivas y se iniciaron nuevos procesos en su contra. Había llegado el momento de huir de Ecuador. Optó por la embajada de México, donde se refugió en diciembre, plenamente informado de la devoción que López Obrador y su tribu política tienen por los delincuentes de la izquierda latinoamericana.
Ahora bien, asaltar embajadas constituye una violación del derecho internacional. Las convenciones diplomáticas, incluida la muy citada Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas (1961), aclaran que los locales de las misiones diplomáticas son inviolables.
El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, estaba plenamente consciente de esta situación cuando ordenó la medida extraordinaria, y anticipaba las críticas y condenas por parte de muchos países del hemisferio occidental y otras regiones. Sin embargo, su decisión ha puesto de relieve el hecho de que los populistas de izquierdas latinoamericanos se han burlado del derecho internacional al conceder protección, por motivos ideológicos, a individuos para los cuales no se diseñaron las disposiciones de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y otras convenciones que protegen la inviolabilidad de las misiones diplomáticas, interfiriendo descaradamente en los asuntos de otros Estados con el objetivo de desestabilizarlos. Tal comportamiento hostil va en contra tanto de la letra como del espíritu del derecho internacional que regula las relaciones entre Estados.
Varios convenciones establecen claramente que el asilo diplomático no puede concederse a personas acusadas o condenadas por delitos comunes. La Convención sobre Asilo de 1928 (artículo 1), la Convención sobre Asilo Político de 1933 (artículo 1) y la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954 (artículo 3) establecen sin ambigüedad que el asilo no puede ser concedido a personas acusadas o procesadas por delitos comunes, o que no hayan cumplido íntegramente sus condenas, precisamente el tipo de situación en la cual se encontraba el Sr. Glas cuando México anunció, el 5 de abril, que se le concedía protección diplomática y que sería trasladado en avión a la Ciudad de México.
Incluso la Organización de Estados Americanos, dominada por gobiernos de izquierda, muchos de los cuales son ellos mismos autoritarios, están en vías de serlo o apoyan a amigos autoritarios en todo el hemisferio occidental, incluyó en su resolución del 10 de abril, en relación con este asunto, un recordatorio del artículo 3 de la convención de 1954.
Durante muchos años, México siguió la llamada doctrina Estrada en su política exterior, basada en el principio de no intervención en los asuntos de otros países. Sin embargo, esta postura tenía cierta hipocresía, ya que México brindaba apoyo de manera indirecta a dictaduras de izquierda, incluida Cuba, que estaban activamente involucradas en subvertir la democracia liberal en terceros países. Las autoridades mexicanas, todas pertenecientes al PRI, el partido que dominó la política del país durante siete décadas, creían que apoyar discretamente a los revolucionarios marxistas podría prevenir una revolución marxista interna (algo que resultó ser miope, pero esa es otra historia).
López Obrador ha abandonado cualquier rastro del antiguo principio de no intervención y dedica gran parte de su tiempo a involucrarse en los asuntos de otros países (incluidas sus insufribles ruedas de prensa matutinas que se extienden por horas). Ecuador es uno de ellos, razón por la cual Noboa decidió apuntalar la tormenta diplomática que sabía que sus acciones generarían y tratar de ponerlo en su lugar.
Traducido por Gabriel Gasave
El original en inglés puede verse aquí.
Álvaro Vargas Llosa es Académico Asociado Senior del Centro Para la Prosperidad Global del Independent Institute. Sus libros del Independent incluyen Global Crossings, Liberty for Latin America y The Che Guevara Myth.
- 23 de enero, 2009
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