Javier Milei, dólares y Argentina
Javier Milei, mi gran amigo liberal-libertario y ahora presidente de Argentina, enfocó su campaña en las ideas de la libertad, de hecho, su partido se llama apropiadamente La Libertad Avanza (LLA). Uno de los puntos más importantes ha sido la idea de dolarizar y permitir que los ciudadanos elijan libremente su moneda, es decir, la libertad monetaria. Según las encuestas, el apoyo a la dolarización es enorme en Argentina, incluso mayor que el apoyo al propio presidente. Muchos peronistas también apoyan la dolarización, ya cansados de tantos cantos de sirenas en pesos que no valen para nada.
La verdadera libertad y la verdadera soberanía debe residir en los ciudadanos y no en los gobiernos. El caso de la política monetaria es uno de los mejores ejemplos. Los políticos continuamente hablan de la importancia de la soberanía monetaria para controlar “la” moneda y manejar “la” economía. Aquí habría que preguntar: ¿qué moneda y qué economía? La respuesta es clara: la moneda y la economía de los propios políticos, quienes viven de imprimir dinero y utilizarlo para sus propios fines. Por eso es que los políticos prefieren tener monedas con nombres y símbolos patrióticos para poder engañar demagógicamente al pueblo. Sin embargo, si se les pregunta directamente a los ciudadanos, la gente prefiere una moneda fuerte como el dólar y no una débil como el peso en Argentina, el bolívar en Venezuela, o antes el sucre en Ecuador. La dolarización en Ecuador ha sido un gran éxito desde el año 2000, cuando el salario mínimo era de tan solo $40 y ahora alcanza $460 en el año 2024, o sea, un gran aumento de más de 1.000%.
Muchos economistas también tienen gran parte de la culpa sobre el deterioro de la política monetaria, pues ellos han creado los términos del debate que utiliza el público en general. Para el azúcar o los zapatos, los economistas se han enfocado principalmente en el beneficio de los consumidores. Los economistas han estudiado lo que los consumidores desean y cómo el sistema de mercado puede lograr la mejor y la mayor oferta. La preferencia de los economistas por el libre comercio y la competencia se debe al énfasis en el bienestar del consumidor. En la política monetaria, sin embargo, la mayoría de los economistas se han enfocado en el bienestar del productor del dinero: el gobierno.
Hay que cambiar el pensamiento sobre la política monetaria: lo importante es el bienestar del consumidor y no del productor de dinero. La soberanía monetaria debe ser de los ciudadanos y no de los políticos. Ningún país se beneficia con inflación alta y tasas de interés elevadas; la experiencia argentina muestra que los perjudicados son los ciudadanos, es decir, los consumidores de dinero producido por gobiernos irresponsables. Como diría el presidente argentino: “Viva la dolarización, carajo”.
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