Adiós a los bancos
Uno de los mayores peligros al que nos vamos a enfrentar en occidente en los próximos años es la implantación del dinero digital de banco central, las ya famosas CBDC. En España estábamos avisados desde hace un lustro gracias a la labor de divulgación de un ex gobernador del Banco de España: Miguel Ángel Fernández Ordoñez, conocido coloquialmente como MAFO.
En 2019 pudimos asistir a su conferencia en el instituto donde defendía el nuevo sistema. Meses más tarde publicó un libro, cuyo título he cogido prestado para este artículo, donde se extiende más en su tesis. Esta viene a ser sencilla: sustituir las cuentas corrientes en los bancos privados por cuentas en el banco central cuyo saldo sean tokens (moneda digital) emitida por este ente. Con este pequeño cambio se pondría fin a la era de los bancos privados, tal como los conocemos. Serían sustituidos por entidades de crédito y gestores de pagos, que tendrían que integrarse con el emisor único del dinero digital.
¿Prescindir de los bancos?
La música suena bien en una sociedad donde hay cierto consenso sobre los bancos privados actuales:
- Se acepta su existencia como un mal necesario.
- Nadie se fía de ellos.
- Casi nadie entiende qué función hacen.
Con todo esto, suena lógico prescindir de estas instituciones y aprovechar los avances en la tecnología para que el banco central se haga cargo de nuestros saldos de tesorería.
La realidad es muy diferente. Pero el problema es que después de décadas de banca central y dinero fíat, la desconexión de la población con la función financiera de la banca es tan grande que es imposible de subsanar con meras explicaciones teóricas. Hace falta práctica. ¿Practicar con qué? Pues con una de las características principales de los activos: la liquidez.
Liquidez
Como explica José Ignacio del Castillo en esta charla, en la que es la mejor explicación sobre el tema que conozco, cuando estamos en posesión de dinero, simplemente disponemos del bien más líquido en la economía. Podemos disfrutar de ese estado atesorándolo, o podemos intercambiarlo por otros bienes menos líquidos, ya sean activos reales o financieros.
Los bancos han sido siempre los mejores intermediarios entre el dinero de las personas y sus activos financieros. Pero en su declive han surgido nuevos actores, que, al no estar bajo un banco central y las regulaciones bancarias, pueden ser mejores agentes para familiarizar a los ciudadanos con los diferentes grados de liquidez de sus activos. Vamos a ver unos ejemplos.
Letras del Tesoro
Hace un año hubo bastante revuelo en España con la gran demanda de letras del Tesoro entre los inversores minoristas. Con la inflación disparada y unos depósitos bancarios que no tenían remuneración, era lógico que muchas personas se vieran atraídas a invertir en este instrumento.
Hubo algunas voces críticas que afirmaron que las colas frente a las distintas delegaciones del Banco de España eran fruto de la incultura financiera de la sociedad española. En cierto modo es así, pero hay varias matizaciones que hacer:
- Mostraron mucha menos incultura aquellos que adquirieron letras que la gran mayoría que siguió anclada a unos depósitos que no daban remuneración.
- Comprar una letra del Tesoro sin intermediarios supone un aprendizaje muy valioso que no da la banca. Tienes que presentar una solicitud para participar en la subasta, recibes el rendimiento en forma de descuento (de letra). Ya no eres propietario del dinero, pero sí de una letra que da derecho a recibirlo en unos meses. Pero si lo necesitas antes puedes acudir al mercado secundario para venderla (con descuento).
Por ello acudir a las letras del Tesoro te familiariza con conceptos que son importantes. Tu dinero ya no está en una cuenta, está invertido en algo a corto plazo, por el que has hecho un descuento acorde a ese tiempo. Y si quieres hacer uso de ese activo antes de finalizar el plazo, debes intercambiarlo en el mercado secundario por un bien de más liquidez (dinero) aceptando el correspondiente descuento.
Fondos monetarios
Como hemos visto antes, una forma inteligente de mantener una gran liquidez es invirtiendo en deuda a corto plazo de agentes solventes. Los fondos monetarios son los intermediarios perfectos para este fin. Tienes todas las ventajas de la deuda a corto plazo, pero sin los inconvenientes de la falta de liquidez, ya que permiten a sus partícipes reembolsar participaciones del fondo en un plazo muy corto.
Mejoran a la banca en varios aspectos:
- Al estar invertidos al 100% en deuda a corto plazo, su rendimiento es fiel al del mercado.
- La remuneración es diaria, no existen penalizaciones por reembolsar antes de un plazo fijo.
- Son solventes sin necesidad de fondo de garantía o banco central. La propia naturaleza de sus activos les proporciona la confianza del público.
Cualquiera que mantenga su liquidez en estos fondos aprende que es posible que tu dinero se preste a corto plazo sin renunciar por ello a disponer de él si lo necesitas. Leyendo los informes semestrales puedes saber a ciencia cierta a qué agentes y a qué plazo se está prestando, asentando la confianza sin necesidad de la costosa supervisión bancaria.
Brokers y gestoras de fondos de inversión
Si no nos importa renunciar a liquidez, podemos aspirar a tener activos cuyos rendimientos sean más suculentos, aunque tarden más en llegar. Para ello existen entidades que nos permiten ser partícipes de fondos de inversión en sus distintas variedades, o comprar acciones de las empresas cotizadas de nuestra elección.
Aquí estaremos intercambiando nuestro dinero por activos cuyos rendimientos futuros no están fijados por nadie, pero que se intentan estimar diariamente en su cotización. O como explica José Ignacio, estaremos adoptando el rol de la lechera en su famoso cuento. Y en ese proceso, que por desgracia aún asusta a demasiada gente en nuestro país, podemos aprender todo lo que hay que saber sobre los activos financieros y su liquidez.
Plataformas de financiación colectiva (crowdfunding)
Hasta ahora habíamos visto dónde acudir para gestionar nuestros activos, pero a la hora de pedir prestado parece que los bancos siguen siendo la única opción disponible. Pero lo cierto es que cada vez hay más alternativas. Una de ellas son los crowdfunding, que permiten financiar proyectos empresariales o inmobiliarios.
Incluso se está haciendo popular el factoring, que no deja de ser un descuento de letras de cambio modernizado. Algo que siempre ha estado vinculado a los bancos, ahora se puede realizar a través de estas plataformas.
Los dos actores implicados (prestamistas y prestatarios) adquieren la experiencia de valorar y ser valorados por agentes ajenos a la banca, apoyándose en la tecnología y gestores especializados.
Monedas estables (stablecoins), tarjetas regalo y Bitcoin
Una vez abordado la gestión de activos y el crédito, queda pendiente la otra gran pata de los bancos: la gestión de pagos. Los particulares sólo pueden realizar pagos de dos formas: o con dinero en efectivo (dinero físico de banco central) o con pasivos bancarios. No podemos pagar con participaciones de un fondo monetario, ni con acciones de empresas, ni con letras del tesoro. Así que parece que para los pagos sí vamos a depender de los bancos. Pero hay nuevas alternativas que podrían cambiar algo las cosas.
Las stablecoins son empresas que funcionan como un fondo monetario, pero en vez de tener partícipes, emiten tokens a los que mantienen en paridad con el dólar gracias a que invierten el dinero por el que los venden en deuda solvente a corto plazo. Estos tokens permiten a su portador hacer intercambios por otros activos (reales o financieros), por lo que funcionan como medio de pago.
Su combinación con las tarjetas regalo de los grandes retailers los hacen muy potentes. Estas tarjetas, que en principio se dirigían a regalar un saldo en un establecimiento o servicio, pueden operar como medio de pago en sí mismas. No dejan de ser tokens al portador emitidos por entidades de confianza y tienen valor facial en moneda local. Su único problema es que solo dan acceso a los productos del emisor de la tarjeta, pero gracias a las stablecoins o a Bitcoin, se pueden intercambiar estas tarjetas por este nuevo dinero y viceversa. Proporcionando un sistema de pagos virtual ajeno a la banca.
Un papel reducido
Y el propio Bitcoin puede operar, como vimos, como una forma de micropago de servicios online, sin necesidad de intermediarios. Lo que suma a su rol tradicional de activo real que permite atesorar valor a largo plazo de forma anónima y al portador.
Tesorería, gestión de activos financieros, crédito y pasarela de pago. No podemos decirles adiós a los bancos, pero son entidades con menos importancia en nuestra vida de la que nos cuentan. O al menos deberían serlo. Aunque la excesiva bancarización de España es un problema, es posible que los neobancos puedan ser un paso intermedio entre la banca tradicional y los nuevos servicios que acercan la cultura financiera a nuestras vidas. Se está avanzando mucho en este aspecto, y el actual ciclo económico puede ser un acelerador.
Pero lo importante es que no es necesario las CBDC para que digamos adiós a los bancos. De hecho, no debería ser necesario decirle adiós a ningún banco si estos volvieran a ser agentes que respetaran la liquidez. Bueno, no exactamente, en ese caso sí habría que decirle adiós a un banco: al banco central.
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