¿Puede Kamala Harris vencer a Trump?
Tras una semana de la renuncia de Biden a su candidatura, las esperanzas son mejores para los demócratas, aunque todavía lejos de poder ganar.
Panorama general. El partido demócrata ha iniciado una nueva campaña electoral, con Kamala Harris como su apuesta para las elecciones de noviembre. Si bien la vicepresidenta no ha sido confirmada como candidata en la Convención Nacional Demócrata, no hay nadie más que pueda ocupar su puesto y hacer uso de los casi USD 240M recaudados por la propia Harris, el partido y los comités de recaudación Harris Victory Fund y Harris Action Fund.
- La vicepresidenta, además, se asegura tener afianzados ya los votos de los 1991 delegados demócratas necesarios para ganar la nominación.
- La élite del partido ha dado su apoyo a Harris, con nombres como Nancy Pelosi, Chuck Schumer, Bill y Hillary Clinton, Elizabeth Warren, Gavin Newsom, Gretchen Whitmer y —desde el viernes pasado— Barack y Michelle Obama, expresando su respaldo.
- Se sigue esperando algún mensaje público de apoyo de parte de Bernie Sanders y Michael Bloomberg, que se están haciendo esperar.
Hemeroteca. Cuando las voces que pedían la renuncia de Biden empezaron a disiparse, la congresista de California, Nancy Pelosi, se encargó de reavivar el debate en televisión nacional, y a puertas cerradas con el liderazgo del partido. Pelosi supo leer que vencer a Trump sería difícil, pero su única posibilidad de hacerlo era con Biden fuera del camino.
- Lo crucial para la congresista no era la presidencia, sino la Cámara de Representantes y el Senado. El reemplazo de Biden era urgente para acarrear indecisos a las urnas a votar por el partido en el congreso también.
- De tal manera, el liderazgo demócrata orquestó un golpe interno a un presidente en ejercicio, electo –además– como candidato en las primarias, que no quería dejar de serlo, pero al que los millonarios dejaron de apoyar.
Sí, pero. ¿Es Harris una mejor candidata que Biden? Una semana después, todo indica que no lo suficiente. Antes de su renuncia, el presidente estaba alrededor de 3.2 puntos debajo de Trump en intención de voto. Para el día antes del anuncio, Harris estaba en desventaja de 6.3 puntos. Hoy, la delantera de Trump es de 2.1. El golpe interno a Biden parece haber hecho una diferencia de poco más de un punto. El cambio ayuda a reconciliar a segmentos tradicionalmente demócratas —el voto joven y no blanco— que se habían alejado de Biden.
- La candidatura se ha fortalecido, pero en áreas donde no lo necesitaba. Los pocos votantes nuevos son, probablemente, de estados que los demócratas ya tenían presupuestado ganar.
- Trump sigue liderando en los estados bisagra de Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Arizona, Nevada y Georgia; por dos dígitos en algunas encuestas.
- Aún si Harris logra mejorar los números de Biden en los seis estados, es poco probable que pueda hacerse con la victoria en Michigan, Wisconsin y Pensilvania. Sin los tres estados bisagra del medio oeste, no puede ganar.
Entre líneas. Harris tiene poco potencial para atraer votos en los estados del Cinturón Industrial (Rust Belt en inglés), cuyo electorado es menos joven y más blanco. Estos fueron fundamentales en 2020. Biden fue capaz de arrebatarle a Trump muchos de sus bastiones de 2016 en el norte y el medio oeste, permitiéndole ganar las elecciones. Cuatro años después, el presidente había perdido ya ese apoyo y Harris no parece ser la opción para volverlos a convencer.
- Biden también era un candidato particularmente popular con segmentos poblacionales mayores, mientras que Harris no lo es.
- La vicepresidenta gana apoyos nuevos y pierde los anteriores en casi igual proporción.
En conclusión. El cambio a Harris por Biden, a solo una semana de efectuarse, parece no aportarle nada nuevo al partido demócrata. Si bien la decadencia cognitiva del presidente hacía de su candidatura algo insostenible, reemplazarlo por Harris es una movida que no da prácticamente nada de rédito electoral, pero permite volver a abrir el grifo de donaciones que el partido necesita para su campaña.
- El golpe al presidente Biden no fue por voluntad del votante demócrata y tampoco parece que atraerá electorado nuevo; pero le permitirá al partido pelear por no sufrir una barrida roja y seguir captando donaciones multimillonarias.
- 23 de enero, 2009
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