El Wall Street Journal publicó una versión ligeramente editada de esta carta el 18 enero de 2000, bajo el título de “La Belleza de una Moneda Paralela.” Otra carta relacionada del Profesor Hanke al WSJ del 11 de enero de 2000, puede ser igualmente encontrada en este website. |
Estimado Señor:
El domingo 9 de enero, el Presidente Jamil Mahuad anunció que Ecuador se desprendería de su moneda, el sucre, y que dolarizaría su economía. En “La Belleza de Una Moneda Paralela” (Cartas, 11 de enero), yo concluía que la proposición del Presidente Mahuad era deseable y técnicamente factible pero que su viabilidad política permanecía en duda. El editorial del WSJ del 13 de enero, “El Dólar Jamil,” arribó a similares conclusiones. Otros observadores han expresado diversas opiniones respecto de la deseabilidad y factibilidad de la dolarización en Ecuador.
¿Existe una medida objetiva para señalar cuales de las opiniones son “correctas”? Sí. Los precios del mercado. En verdad, todo precio del mercado no es otra cosa que un recuento de los votos emitidos por los compradores y los vendedores tras sopesar la información en competencia.
En el caso de Ecuador, la tasa de préstamos interbancarios—el precio al cual los bancos solicitan y ofrecen depósitos a otros bancos—avalaba la dolarización. Esa tasa era del 152% antes del anuncio del Presidente Mahuad, y en menos de veinticuatro horas después de su declaración la misma había caído al 25%.
En gran medida, lo mismo ocurrió a comienzos de 1998, cuando el ex Presidente Suharto aceptó mi propuesta de una junta monetaria como un medio para estabilizar a la rupia indonesa. Durante ese episodio, la administración Clinton, el Fondo Monetario Internacional y la mayoría de las lumbreras aseveraron que una junta monetaria no era ni deseable ni posible.
La página editorial del WSJ y la revista Forbes fueron voces solitarias desde el otro lado, y eran las “correctas.” Las tasas de interés en rupias en el mercado de cambios offshore cayeron drásticamente ante la perspectiva de una junta monetaria en Indonesia, indicando que los compradores de activos expresados en rupias estaban deseosos de aceptar rendimientos más bajos que antes de la propuesta de la junta monetaria. En síntesis, los mercados indicaron que la junta monetaria funcionaría y que sería viable por al menos durante cinco años, la duración de los cambios de las tasas de interés de más larga data.
Desgraciadamente, la administración Clinton y el FMI impusieron su deseo y la idea de la junta monetaria fue abandonada. En la actualidad, el Banco de Indonesia está en ruinas—técnicamente insolvente—algo que hubiese sido imposible bajo el establecimiento de una junta monetaria.
Para reestablecer la solvencia del Banco de Indonesia, los contribuyentes indonesios tendrán que volver a llenar los cofres del BI con el dinero que tanto les costó ganar o el BI deberá hiperinflar a la rupia. En cualquier caso, los indonesios estarán tomando algunos LUMPS más.
Sinceramente,
Steve H. Hanke
Profesor de Economía Aplicada
The Johns Hopkins University
Baltimore, Maryland
Traducido por Gabriel Gasave
La Belleza de una Moneda Paralela 2
Estimado Señor:
El domingo 9 de enero, el Presidente Jamil Mahuad anunció que Ecuador se desprendería de su moneda, el sucre, y que dolarizaría su economía. En “La Belleza de Una Moneda Paralela” (Cartas, 11 de enero), yo concluía que la proposición del Presidente Mahuad era deseable y técnicamente factible pero que su viabilidad política permanecía en duda. El editorial del WSJ del 13 de enero, “El Dólar Jamil,” arribó a similares conclusiones. Otros observadores han expresado diversas opiniones respecto de la deseabilidad y factibilidad de la dolarización en Ecuador.
¿Existe una medida objetiva para señalar cuales de las opiniones son “correctas”? Sí. Los precios del mercado. En verdad, todo precio del mercado no es otra cosa que un recuento de los votos emitidos por los compradores y los vendedores tras sopesar la información en competencia.
En el caso de Ecuador, la tasa de préstamos interbancarios—el precio al cual los bancos solicitan y ofrecen depósitos a otros bancos—avalaba la dolarización. Esa tasa era del 152% antes del anuncio del Presidente Mahuad, y en menos de veinticuatro horas después de su declaración la misma había caído al 25%.
En gran medida, lo mismo ocurrió a comienzos de 1998, cuando el ex Presidente Suharto aceptó mi propuesta de una junta monetaria como un medio para estabilizar a la rupia indonesa. Durante ese episodio, la administración Clinton, el Fondo Monetario Internacional y la mayoría de las lumbreras aseveraron que una junta monetaria no era ni deseable ni posible.
La página editorial del WSJ y la revista Forbes fueron voces solitarias desde el otro lado, y eran las “correctas.” Las tasas de interés en rupias en el mercado de cambios offshore cayeron drásticamente ante la perspectiva de una junta monetaria en Indonesia, indicando que los compradores de activos expresados en rupias estaban deseosos de aceptar rendimientos más bajos que antes de la propuesta de la junta monetaria. En síntesis, los mercados indicaron que la junta monetaria funcionaría y que sería viable por al menos durante cinco años, la duración de los cambios de las tasas de interés de más larga data.
Desgraciadamente, la administración Clinton y el FMI impusieron su deseo y la idea de la junta monetaria fue abandonada. En la actualidad, el Banco de Indonesia está en ruinas—técnicamente insolvente—algo que hubiese sido imposible bajo el establecimiento de una junta monetaria.
Para reestablecer la solvencia del Banco de Indonesia, los contribuyentes indonesios tendrán que volver a llenar los cofres del BI con el dinero que tanto les costó ganar o el BI deberá hiperinflar a la rupia. En cualquier caso, los indonesios estarán tomando algunos LUMPS más.
Sinceramente,
Steve H. Hanke
Profesor de Economía Aplicada
The Johns Hopkins University
Baltimore, Maryland
Traducido por Gabriel Gasave
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