¿Está China en verdad estrellándose?
Parece que estamos entrando en pánico respecto de la economía de China. Hagamos una pausa y echemos un vistazo a algunos de los hechos.
En primer lugar, tengamos en cuenta las inquietudes de corto plazo que enviaron ondas de choque a través del mundo. A diferencia de los Estados Unidos, donde los muy desarrollados mercados de capitales están conectados a la economía en general, en China la relación es menos fuerte. Aun así, ¿qué ha sucedido realmente allí con el mercado de valores? El Índice Shanghai Composite ha bajado de 5.166 en junio de este año a 3.005, mientras escribo esto—cerca del 40 por ciento. Pero el índice estaba en 2.059 en julio de 2014, cuando el loco mercado alcista comenzó, ¡lo que significa que sigue estando más del 50 por ciento por encima de donde se encontraba hace poco más de un año! Muchos inversores minoristas que poco sabían acerca de invertir se animaron a poner su dinero en acciones y utilizar un considerable apalancamiento en el proceso, lo que hizo sobrecalentar al mercado de valores. Las cosas gradualmente se están estabilizando.
Otra de las preocupaciones de corto plazo ha sido la devaluación de la moneda china. China permitió que el renminbi cayera de 6,2 a 6,4 frente al dólar estadounidense. Pero hoy está en 6,36, en total una devaluación muy pequeña si comparamos esto con el tipo de cambio promedio en los primeros meses de 2015. Por otro lado, la devaluación del renminbi frente a otras monedas como el euro implica una simple corrección: debido al fortalecimiento del dólar, el renminbi, que en gran medida había venido ensombreciendo al billete verde, había subido frente a otras monedas—por lo que China dejó caer el valor. Pero todavía es más fuerte frente al euro de lo que era hace un año.
No me malinterpreten. China precisa dejar que su moneda flote en lugar de manipularla políticamente como cualquier otro país. Pero la nación ha dado un paso en la dirección correcta en el sentido de que ha empezado a avanzar hacia una mayor liberalización del tipo de cambio, aunque sólo sea porque las autoridades desean que el renminbi sea aceptado por el Fondo Monetario Internacional como parte de su canasta de monedas oficiales.
Por último, miren el problema a largo plazo. Ninguna economía puede crecer siempre a un 14 por ciento anual tal como China lo estaba haciendo antes de que golpeara la crisis internacional. También, que la tasa de crecimiento estaba basada en niveles de inversión que no podían sostenerse indefinidamente y se encontraba abrumadoramente impulsada por las exportaciones. Ahora China está pasando por un ajuste que verá a su sector de servicios asumir una participación mucho mayor de la actividad económica general y a los consumidores domésticos desempeñar un papel más importante. Este cambio es gradual y, sí, un tanto perturbador. También es muy probable que veamos a China creciendo al 6 o 7 por ciento por algunos años, permitiendo inevitables traspiés.
Claro, esta desaceleración significará que los países dependientes de commodities que estaban acostumbrados a que China engullera todo lo que tenían para ofrecer tendrán que adaptarse a una nueva normalidad en términos de una menor demanda china. Pero con el tiempo este ajuste acontecerá, y la actual desconexión entre la oferta y la demanda que está manteniendo muy bajos a los precios de las materias primas llegará a su fin. La economía de China es en la actualidad el 16,32 por ciento del PIB mundial y su participación en el comercio mundial se ha triplicado en catorce años. Si sigue creciendo a un 7 por ciento en promedio, alcanzará a los Estados Unidos en 2021.
Hay muchas cosas mal con China, comenzando con su tiránico sistema político, sus antecedentes en materia de derechos humanos, su sistema económico intervencionista, y sus excesos crediticios y monetarios. Pero, a pesar de todo esto, la economía de China, basada en fuertes ahorros, el espíritu empresarial y la movilidad de los factores, no se está estrellando. Sigue siendo una potencia.
Traducido por Gabriel Gasave
Alvaro Vargas Llosa es Académico Asociado Senior en el Centro Para la Prosperidad Global del Independent Institute.
- 23 de julio, 2015
- 19 de diciembre, 2024
- 29 de febrero, 2016
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